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  • Antonio Miradas del Alma

Sensibilidades.

Tomar decisiones comporta cierto grado de incertidumbre, porque nuestro estado mental nos impulsa a un deseo y este necesariamente ha de estar acorde con su realidad. Para ello necesitamos actuar con racionalidad, poder tener elementos de valor y alternativas para discernir. El problema viene cuando la toma de decisiones se enfrenta a elementos futuros, con ellos hemos de crear alternativas, pero nuestras suposiciones ya no son tan certeras, los campos donde actuamos son cambiantes, creamos senderos donde no los hay.


La educación social parte de marcos teóricos que están sustentados en el análisis y la comprensión de la práctica, la cual, no deja de ser compleja por los problemas socioculturales que la acompañan. A la educación social se le exige capacidad de resolución de las complejidades mediante procesos de reflexión, pero hacerlo puede situarnos en la resistencia de la lógica dominante. Una lógica donde ser certero no comporta tener presente al otro, sino al propio profesional, el cual toma decisiones obviando la vulnerabilidad y precariedad de estas.


“Entiendo lo que me dicen los educadores, pero lo veo injusto, no quiero acostarme a una hora vespertina. Ellos insisten en que nos han de acostar antes del relevo del turno de noche, yo en mi casa no dormía hasta que se ponía el sol. El caso es que sabiendo de la injusticia siguen con la misma rutina y a medida que se va acercando al cambio de turno la agitación, la de ellos y la nuestra, va en aumento. Los educadores toman decisiones pensando en sus asuntos y los que acabamos sufriendo somos nosotros. No hay día donde haya uno u otro niño castigado a dormirse antes de su hora por no tomar su sueño, una locura que no hay dios que la vea.”


Antonio Argüelles, Barcelona.


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