“No lo entiendo, toda la tarde ha estado muy bien y una vez hemos regresado todo ha sido un conflicto tras otro”.
Los educadores pecamos en llenar tiempos, en programar lo que ya está programado, en tener los tiempos ocupados. Son recursos educativos de evasión de realidades, de huidas hacia adelante y de negar lo evidente.
Los menores viven su rutina negando sus realidades, y nosotros lo fomentamos con nuestras programaciones. Parece una contradicción pero educar sin dejar espacios de reflexión es como mostrar lo que uno vale sin conocer el lugar de donde parte.
Los tiempos sin ocupar son tiempos duros, uno no quiere verse y menos conocerse. Cuando ocupamos con nuestra programación los tiempos mostramos una realidad que dista de las suyas y les mostramos un listón inalcanzable.
Es necesario dejar tiempos sin ocupar para conocerse, es un trabajo duro porque requiere una presencia distinta. El educador no dirige sino muestra al menor como un espejo esa negación y le ayuda a entenderse desde su realidad porque la puede compartir.
Dar luces a las realidades solo se puede hacer desde los tiempos desocupados, no pequemos de llenar sino de cuidar.
Antonio Argüelles
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Antonio Miradas del Alma
13 abr 2021
Editada: 13 abr 2021
"Llenar tiempos".
"Llenar tiempos".
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