Cuando salí con mi padre le dije que este verano me iba de acampada, pareció molesto y hablamos poco.
En la residencia donde estoy los veranos se me hacen tediosos, deseo tener aventuras, tener amigos, coger aire fresco.
En la salida él se mostró irritado, a mí me extraño como se comportaba. Él me dijo que siempre voy con el pelo sucio y me rasuro todo el pelo de la cabeza.
Esa noche lloré desconsoladamente, me sentía desdichado, no entendía porque mi padre actuaba así.
Él me dijo sentirse apenado, que entendía mi lamento, que él también tuvo una infancia difícil.
Quiero ser invisible, he aprendido a decir lo que él quiere escuchar, esa es mi máscara, y con ella puedo vivir mi vida.
Antonio Argüelles, Barcelona
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