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  • Antonio Miradas del Alma

El secreto

“Este niño no va a acabar bien”.


Los sistemas de protección cada vez son más eficaces detectando situaciones de desamparo, adoptando medidas de protección y cubriendo necesidades básicas, pero no es suficiente, necesitamos ser más proactivos para trabajar la realidad de estas infancias y adolescencias. Hablamos de una población con experiencias adversas, sometidas a una gran incertidumbre y que son doblemente golpeadas cuando, por ejemplo, los sistemas educativos las catalogan, en su mayoría, de agentes disruptivos. 


La palabra secreto, su significado, es el salvavidas de muchas de estas infancias y adolescencias, es el recurso adaptativo al sistema, una herramienta evitativa de estigmas, un estatus de normalidad y una anulación de sus sentimientos de desarraigo. Sus secretos, sus silencios, bombardean sus cuerpos de cualquier tipo de conexión dejándolos en un limbo, pero sus estigmas siguen ahí, de forma feroz, mostrándoles una imagen clara de cómo son vistos.


“Me han convocado en la escuela de Carmen, parece ser que su profesora no tolera su conducta, molesta en clase y no deja a sus compañeros tranquilos. Me pide que tome acciones, que para eso somos educadores, que no quiere más tonterías de una malcriada. Finalmente me dice que tendrá que pasar una temporada sin ir a la escuela, justifica su decisión por las quejas de los padres y las madres de la clase de Carmen.”


“Me han llamado del campamento de verano de Pedro, me dice el director que ayer su monitor hizo una tutoría para hablar de sus silencios, parece ser que le preocupaba sus dificultades para socializarse, al final el niño le confiesa que no vive con su familia, que es su secreto. Pero al día siguiente su monitor en una intervención para separar a Pedro de una pelea rompió el secreto y me dice que no saben qué hacer con él, si podemos venir a recogerlo.”


“Veo que se me acerca una madre angustiada en el parque, me dice que su hijo se ha ido con Pepe, que eso le preocupa enormemente, la calmó, mientras los buscamos, la madre comienza a decirme de las malas influencias con las que se pasea su hijo. Al poco se nos acerca Pepe y nos dice que no quería jugar con fuego y por eso ha venido a buscarme. Cuando la madre encuentra a su hijo, donde Pepe le dice, le da una regañina y le prohíbe pasear con Pepe.”


Antonio Argüelles, Barcelona

P.D: Los nombres de los niños y niñas de los ejemplos son ficticios, pero los casos son reales.


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