Nuestra sociedad está cimentada en unas normas de convivencia que nos ayudan a construir una moral y una ética con la que poder entender la diferencia entre el bien y el mal.
Muchos de nuestros adolescentes reciben explícitamente e implícitamente mensajes de ser personas sin propósito, sin moral, sin ética, y su respuesta es una proyección de esa amoralidad en la que están señalados.
Muestras tus razones de esto o aquello y el otro no las comparte, te muestra un razonamiento que para tu entender es amoral. “Le daré una paliza y se va enterar”, “así aprenderá”, “me da igual lo que me hagan a mí, es lo que se ha de hacer.”
La convivencia es el arte de trabajar en armonía la diversidad y la tolerancia. Aquello que proyectamos hará creíble y entendible aquello que digamos, de otra manera, seguiremos señalándolos en la amoralidad y confundiéndonos en sus razonamientos.
Nuestra presencia con nuestra actitud es su guía, porque es el acompañamiento quien puede ofrecer salidas fuera de sus señalamientos y ayudarles a construir una nueva ética, simplemente porque no están solos.
Antonio Argüelles.
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Antonio Miradas del Alma
13 abr 2021
Editada: 13 abr 2021
¿Qué está bien y qué está mal?
¿Qué está bien y qué está mal?
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