Dicen que la zona de confort es la zona donde tenemos conductas de evitación a nuestros miedos y a nuestra ansiedad. Nuestro día a día es una rutina que no da pie a asumir ningún riesgo, vamos con nuestro piloto automático y todo lo que nos pasa parece previsible. Los cambios nos producen una falta de control, nos causa incertidumbre, nos deja fuera de nuestro lugar y nos genera miedos y ansiedades. Los educadores nos movemos a menudo en entornos cambiantes, menores que llegan, menores que se van, educadores que llegan, educadores que se van, directores que llegan, directores que se van, en definitiva, vamos lidiando con nuestros miedos y ansiedades. Pero con el tiempo uno aprovecha esta realidad y la afronta no dando lugar a los miedos, porque los cambios están ahí y no podemos mirar a otro lado . Pero no es fácil ser consciente de esta situación sin generar negativismo, ante todo hemos de evitar quedarnos bloqueados. Poder vivir con los cambios las nuevas realidades nos enriquece como profesionales. No es cuestión de evitar miedos, sino a la propia evitación y así abrirnos a soluciones y a disfrutar de lo nuevo. Antonio Argüelles. Barcelona