Se dice que la ley de la selva es la ausencia total de ley, el más fuerte actua como un tirano y el más débil recibe su tirania. Por fortuna nuestra sociedad es justa y sus leyes no dejan margen a cualquier amago, aún así la tirania existe en nuestro entorno más cercano.
Los tiranos tienen un perfil definido, no tienen margen para relajarse y mostrarse fragiles, aunque vivían, como el resto, momentos de desolación, momentos donde necesitan la ternura del otro.
Los débiles también tienen un perfil definido, reciben toda la ira de los tiranos, van dejando su dolor en cada lugar por donde transitan y repiten sus lamentos como un recordatorio de sus sufrimientos.
La moral es un deber que nos concierne a todos, mostrar afecto no se puede exigir viene dada con la empatia al prójimo. Pero ser empático en perfiles rígidos es como querer un imposible, el débil se atrinchera en su debilidad y el fuerte se ve imposibilitado para dejar de ser tirano aunque sea por unos instantes.
Una de las funciones del educador es imponer justicia delante de las injusticias, pero como y de que manera es tan importante como la propia imposición. Hay que ofrecer margenes de relajación en los perfiles definidos para que estos puedan situarse en otros espacios donde la empatia se pueda trabajar y la ternura acabe reinando en la selva.
Antonio Argüelles.
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Antonio Miradas del Alma
13 abr 2021
Editada: 13 abr 2021
"La ley de la selva"
"La ley de la selva"
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