Las miradas de los adultos sobre las adolescencias están cargadas de excesos que enturbian su imagen. Toparse con sus oposiciones nos preocupa porque creemos que no están bien, que tienen un problema. Entonces en aras del cuidado marcamos un control que les llama a la evasión.
Lo que vemos fuera es un reflejo de nuestro interior, el lugar donde nos situemos marcará nuestra mirada. Si sabemos mostrar lo que somos para ellos y el valor que tienen para nosotros, entonces podremos ofrecer otros lugares donde puedan construir sus identidades.
Antonio Argüelles, Barcelona