Él no puede más, está harto, le resulta todo molesto, no quiere entender, se siente
enjaulado, algo de lo suyo está tocado y le duele.
Él dice que todo le supera, que no soporta oír lo mismo cada día, pero él no respeta nada, es
intransigente, tiene una actitud infantil y no sabe gestionar sus frustraciones.
Él escucha, ellos dicen, pero no puede. Esto no es fácil para él, no quiere dejar todo esto, ellos
le piden que lo deje poco a poco y le duele oírlo.
Él sabe que su futuro no le agrada, que no es como se imaginaba, la verdad es que lleva años
esquivando una realidad que todo lo cubre.
Cuando vives con tu familia el crecer es más llevadero, la soledad no te llena de miedos y es
más fácil afrontar tu futuro.
Cuando tu familia no está o está lejos se te hace más duro todo.
Dicen que no, pero estas solo.
Debe de ser duro saber que pronto dejarás de ser menor y pasarás a ser adulto, que hay un
antes y un después, donde dejas tu lugar, tus educadores, tus compañeros e inicias una vida de
adulto.
Nos dicen que no trabajamos con eficacia la autonomía de nuestros menores, puede que
tengan sus razones, yo solo sé que hay que entender sus contextos para lidiar con ellos
cualquier trabajo y sin ello, solo generaremos frustraciones.
Antonio Argüelles. Barcelona
