En nuestra práctica profesional nos encontramos con múltiples muestras de malestares entre nuestros menores.
Nuestra labor es darles espacios de reflexión y entendimiento para que puedan gestionar como afrontar sus realidades.
Unas realidades donde los conflictos están a flor de piel y la manera de cómo extinguirlos puede implicar una perdida más.
El menor con malestar a menudo usa su conflicto como vinculo, entonces el acompañamiento se diluye, se hace más frío, y se degrada.
Él y su conflicto queda desplazado a otro lugar, un lugar de soledad, donde, como se le dice, ha de reflexionar su conducta.
Él sabe que pierde delante una conducta reprobable y para ganarla la modifica, la adapta a las exigencias, pero no la interioriza y por tanto necesita ser validado. “¿Lo estoy haciendo bien?”
Pero hablemos de los malestares, ¿dónde quedan?, ¿dónde se sitúan?, ¿en qué lugar se alojan?
Los malestares pueden acabar en un rincón del alma, reprimidos, excluidos y allí quedarán latentes hasta que alguien les dé atención.
Antonio Argüelles
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Antonio Miradas del Alma
13 abr 2021
Editada: 13 abr 2021
¿Dónde acaban los malestares?
¿Dónde acaban los malestares?
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