Cada generación trae consigo nuevas maneras de vivir y de interpretar la realidad.
La existencia de desigualdades está en el origen de la sensación de injusticia, pero la alusión a la suerte o al destino como repartidores de justicia anula la responsabilidad individual y colectiva.
No todos podemos comportarnos como héroes, pero la vida nos ofrece continuamente pequeñas ocasiones para ser justo y generoso.