Mi tristeza es grande y rota está mi alma.

Mi madre ha venido a verme, dice que se va, que me deja por un tiempo.

Ha conocido un hombre que dice quererla, que se irá a vivir con él lejos, muy lejos.

Cuando mi padre nos dejó mi madre me dijo que no me dejaría, palabras...

Estoy muy alterado, he roto cosas, he insultado, he pegado, estoy mal, muy mal.

Me he refugiado en el altillo del armario, no quiero salir de ahí, los educadores están desbordados.

Han llamado a emergencias, creen que necesito asistencia, han venido dos policías y dos sanitarios.

Me hablan, yo no escucho, mi cuerpo se agita, no lo puedo controlar, me falta aire.

Al poco tiempo oigo en el pasillo a mi educadora, ella hoy no trabajaba pero ha venido.

Ella habla con los educadores, los policías y sanitarios, todos se van y ella se queda conmigo.

Me hace bajar del altillo y sentados la miro, sé que me habla, pero no la escucho.

Mientras ella habla me coge mis manos y siento que su calor me calma, me da cobijo a tanto tormento.

Mi tristeza es grande, rota está mi alma, pero no estoy perdido, ella lo sabe, es mi educadora.

Antonio Argüelles, Barcelona.